miércoles, 14 de diciembre de 2011

“ANIMAE ANGELUS”

Esta mañana me ha visitado un ángel.
Con un mantra por excusa,
para abrir la exclusa
que contenía ríos empapados de Gracia,
he sido inundado por el mejor de los licores.

Era un ángel de poder.
Un enviado no forzado,
profundamente anhelado,
que me besó con la no necesidad,
susurrando entre los ritmos secretos 
de mi corazón.

Su hálito de almizcle y jazmín, 
luminoso,
como el sol de ese raro amanecer
que se filtraba entre sedosos cúmulos celestiales,
enjugó cada poro de la topografía más recóndita de mi ser.

Perdí la brújula y el norte.
No sintiéndome,
¿dónde?,
cada sillar del templo de mi cuerpo se estremeció
con una certeza.

Sólo deseaba pureza.
No arrojar ahí nada,
alimento, pensamiento o sentimiento,
que de su divina inspiración no viniera.

Vi lo Sagrado en la carne.
Y el más majestuoso de los arco iris,
desde la eternidad,
de alguna manera,
lució para mí.
           Indiana Om
     
  © Todos los derechos reservados              

2 comentarios:

  1. Ese día la mañana se sintió caprichosa y lució una extraña pero hermosa luz. A más de un@ cautivó su lluvia fina, que como una melodía dejaba caer sus acordes sueltos pero armónicos.
    mj

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  2. Un tono visionario delicioso el del texto, esa mezcla de lo sagrado y lo carnal, esa sentida eternidad, esos secretos susurrados... Todo en plena libertad, sin nada forzado.

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