Bendigo la maledicencia del mendigo.
La desobediencia del teniente sordo.
La crispación del Cristo cristalino
que bebe sangre azul.
El poder del manso que torea rejoneadores.
La vista que desviste lo que viste.
El sueño del que despierta a su pesadilla.
Al enano que encoje estirándose de orgullo.
A la ira del pobre de espíritu sin capital emocional.
Maldigo la bendición del olvido.
La tabla rasa de multiplicar vidas.
El asunto del difunto que no suelta lo disuelto.
Los altos vuelos de las hormigas enemigas.
Los besos de las amigas pintarrajeadas de interés compuesto.
El estómago descompuesto de tanto batir experiencia.
A la novia boba que llora su suicidio.
Al abogado del diablo que pleitea con su puta madre.
A la madre que no se venga de lo que le viene en gana.
Aplaudo las palmas
que jalean a los teloneros
de la existencia.
Indiana Om
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Entre bendiciones y maldiciones se pasa la vida...seremos los malditos para unos y los bendecidos para otros ...antes de que lleguen las palmas.
ResponderEliminarLas palmas son, es la tierra que se nos echa encima para rematarnos antes de nuestro último instante... Bendigo poderte leer. Un abrazo limpio.
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