Crepita la memoria,
arremete mi historia
a través de los muros de mi catedral.
La hiedra muerde la piedra
trepando artera,
la sombra esparce su aliento frío,
la noche espera
de nuevo con sus brumas sin luna.
El ciprés reza letanías verticales
mientras crece enhiesto taladrando el cielo.
Los fantasmas recorren los sótanos,
las tumbas conmueven las almas
con su podredumbre.
Un búho marca los ritmos del silencio,
un ángelus gravita leve en la humedad.
La tierra entera llora la pérdida
de una noble humanidad.
Indiana Om
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De la vida a la muerte física todo es un rito, una ceremonía. Perfecto escenario el del poema. Genial, me encanta.
ResponderEliminarNoche de difuntos las almas salen del Más Allá y vuelven por un momento al mundo de los vivos, a remembrar tiempos pasados.
me gusta el poema y la temática tambien.
ResponderEliminarInevitable paso,
ResponderEliminarmás allá de la tierra,
en lo etéreo.
Un estupendo poema
Besos
Hermosa meditación sobre la muerte y la vida. Me encanta.
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