Me precipité ante el espejo,
tropecé con mi propio reflejo.
Confundido con el viejo
rostro que me miraba
adquirí el poder de rechazar
lo que tal vez
recién acababa
de comenzar.
Mirar sin mirar.
Ahora veo
tan sólo el cristal
que vomita una imagen
sin propiedad.
Indiana Om
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