JAMÁS PARTÍ

Comprendo lo que no entiendo

cuando siento perder la brújula que extravió su norte.

Me apaño un manojo de nubes ensoñadas cuando mis ojos

dicen volar unos mares de sales dulces

que confunden peces envenenados de pasión.

Mi vela ventea levantes cuando me acuesto sobre la cubierta rasa

de cielos que peinan las tormentas más grises que pintarse pueda.

Asumo mi cobardía a pecho descubierto

lamentando el grito de guerra del harapiento

que creyó morir en la hora extrema en que todas las aves

se ciñeron sus esperanzas cerca del corazón rojo

harto de latir por un ideal que pasa

como esa espuma que salpica en mis cristales traslúcidos.

Sabroso fruto envenenado que tientas con tus carnes frescas

deja de morder mi deseo desbocado.

Es hora ya de renegar de ti,

es tarde para volver a mí.

Ahora es nunca.

Jamás partí.

 Del poemario: "El espejo se mira en mí"

Indiana Om

© Todos los derechos reservados