DESEOS SALADOS

Mi amor por la vida dura lo que una noche en vela de otoño.

Reniego del esfuerzo ininterrumpido heredado.

Consumo momentos que aspiran a salirse del tiempo confuso que avanza

ciego, estéril de fascinaciones que acribillen las bagatelas con que nos brinda

el destino.

Una sonrisa triste, socarronamente violenta,

arrebatadora en su rictus frío, esboza un proyecto de animación.

Soledad ensordecedora

acompañada impertinentemente por legiones

de neutros cadáveres que oscilan

entre la muerte y

la muerte.

Mi mente demente chorrea destinos retransmitidos,

tramitados en la ceguera húmeda de los sótanos que han reinado en mi buhardilla.

Ya me quedo de nuevo en lo que soy

un proyecto que quiere seguir siendo

abrasado por cantos brutos y deseos salados.

 Del poemario: "El espejo se mira en mí"

Indiana Om

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