¡Ay de mí si no me aplico
en suplicar un suspiro
robado al tiempo!
Todas las plegarias mueren dentro de la costumbre.
Los rezos vomitan miserias con sus lamentos
en los corazones cobardes.
Despierta, príncipe.
Recoge tu herencia.
Disfruta el carácter de lo nuevo en lo de siempre.
Despilfarra abundancia en el seno de tu aparente pobreza.
No enfermes más de deseo.
Sana tu necesidad
con el veneno divino.
Entrega tu cuerpo y tu mente
a la causa sin propósito
de perderte entre búsquedas
que apuntan a ti.
Muere y no nazcas.
No te embebas de nada otra cosa
que la propia nada.
Sé y sólo sé.
La sed de existir se apagará
cuando se extinga la polaridad
y toda otra posibilidad de elección.
Renuncia a renunciar
y toma lo que no es tuyo
para volverlo a entregar.
Desalójate de estancias y estados,
merma la memoria y desciende de los estrados
a los que te encaramaron.
No ames al prójimo sino a ti.
No sientas lo que no sientes.
No emprendas lo que no entiendes.
No alimentes más la confusión avariciosa
de un ser en busca de autor.
No firmes ni rubriques acciones
que busquen un final feliz.
Muere a la guerra
si quieres vivir en paz.
Del poemario: "El espejo se mira en mí"
Indiana Om
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"Hay miles de vinos
ResponderEliminarque pueden apoderarse de nuestras mentes.
¡pienso que no todos los éxtasis son iguales!
Jesús estaba perdido en su amor a Dios,
Su burro estaba borracho con la cebada".
Esto lo he leído en alguna parte del ciberespacio.
mj
No todos los éxtasis son iguales, no todas las resacas etílicas tampoco. La subidas y bajadas. Las huídas y escapadas. Las búsquedas de la nada por algo. Renunciar al ego para alguien... La confusión macera la maduración tal vez del fruto. La ignorancia tal vez sea el abono de la planta de eso que llaman iluminación. No se puede hacer otra cosa que lo que no hacemos.
ResponderEliminarSaludos, super amiga.
Indy