La guitarra sin cuerdas pone banda sonora a esta tarde.
La tarde en que espero abandonar la añoranza
Tengo suficiente con lo puesto
y cuarto y mitad de lo que me han contado.
Subo la colina moderada de mi atrevimiento
y oteo el jaleo de todos los días en que la locura humana
vomita razones para seguir siendo.
Maldita raza que entre aspavientos se ensoberbece de sí,
de una herencia que no disfruta,
de un destino que no comparte,
de un final que ahuyenta.
Bendita ausencia la de un conocimiento que no pido,
de una ignorancia que venero,
de un postrer propósito que diseño en el agua turbia
de las tardes como ésta
en las que mi ánimo se desanima
y mi corazón se engaña.
Del poemario: "El espejo se mira en mí"
Indiana Om
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