domingo, 10 de julio de 2011

LA INDAGACIÓN SOBRE EL CUERPO

LA INDAGACIÓN SOBRE EL CUERPO: 
LA BÚSQUEDA DEL INFINITO EN LO FINITO (1ª parte)
 
“En este cuerpo de dos varas y
media está contenido todo
el Universo”
Buddha

 

Toda nuestra realidad es experimentada desde diferentes niveles de conciencia enmarcados por el gran paradigma vigente, y además, cada uno de estos niveles, dará lugar a una apreciación distinta, acorde al desarrollo de comprensión y sabiduría de cada individuo particularmente.



El cuerpo no escapa a esta afirmación. Pero también es cierto que cada nivel, cada punto de vista, puede dar acceso a un entendimiento profundo dentro de sus límites, promovido por una intención sincera de la consciencia por ver más y mejor, y ése es el verdadero combustible de toda búsqueda de verdad, aunque sea una verdad parcial todavía, la sed de conocer y saber.

Usemos la experiencia directa:
Mira tu cuerpo… ¿Qué datos obtienes del mismo? ¿Hasta dónde puedes abarcar visualmente de él? Para apreciar todo lo que aparece en mí campo visual debo hacer giros con mi cabeza como si de una cámara cinematográfica se tratase. Veo brazos, tronco, piernas… Sin embargo no aprecio mi cabeza, mi rostro, mi espalda, mis nalgas. 

 Siendo la vista el sentido más utilizado y valorado en nuestro contacto con el mundo, el establecidamente más fiable en la observación de la ciencia, no podemos obtener a través de ella una imagen completa de lo que entendemos por “mi cuerpo”. Toda mi realidad es tamizada por el filtro de la visión y la revisión para calificarla de veracidad comprobable, y sin embargo, no puedo tener con la observación directa una percepción global e inmediata de mi propio cuerpo, el vehículo en el que me creo instalado con total identificación subjetiva, hasta la creencia inamovible de que es verdad.



Puedo ver el cuerpo de los demás con un solo golpe de vista, pero, insistimos, nunca el nuestro directamente. Por inferencia acepto esa imagen objetiva del otro y la transfiero subjetivamente al campo de mi experiencia sobre el propio cuerpo de una manera automática y asumida, hasta tal punto, que creo que es así indiscutiblemente. Ese es el peso de la creencia, que acaba solidificándose (más bien petrificándose) en un paradigma colectivo, instalado y  reforzado por sustitución a uno de los postulados científicos pilares, insistimos, la observación directa y revisable del fenómeno para establecer sus axiomas y leyes.






Todo este razonamiento y análisis puede parecer rebuscado, pero, apelando a la simplicidad y sencillez de la premisa de la visión inmediata, reconozcamos la contradicción de la base comprobativa del paradigma: estoy dando por hecho una realidad (mía), mi cuerpo, a partir de una visión muy parcial e incompleta del mismo (hasta donde mi mirada llega a alcanzar de él), reforzada, por inferencia, en base a datos indirectos o reflexivos (los ofrecidos por el ojo mecánico). Es decir, para asumir la imagen formal del propio cuerpo de un modo completo, he debido, previamente recurrir a un proceso intelectual donde la inferencia y la deducción han sido necesarios, más allá de lo directamente comprobable sobre el terreno.

Ésta es nuestra realidad: yo asumo que poseo (o soy) un cuerpo con cabeza, tronco, brazos y piernas, cuya comprobación visual directa completa es imposible. No obstante, en muchos otros órdenes de mi vida voy blandiendo la espada del “si no lo veo no lo creo”, discriminando otros eventos tanto objetivos como subjetivos si no son comprobables directamente, dudando de su veracidad e incluso existencia, pongamos por caso extremo el propio mundo espiritual o mi idea de Dios.

Indiana Om
© Todos los derechos reservados

AVISO A NAVEGANTES:
(Esta es la primera parte o entrega de un largo texto de Indiana Om. Estar atento/as a los próximos que serán publicados antes de que termine el presente mes de julio).

2 comentarios:

  1. Estaremos atentos porque me parece un texto muy interesante.

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  2. Tal vez solo tengamos una apreciación de nuestro cuerpo
    por la transferencia de visión que los demás nos den de él.
    Por eso es tan importante
    que los demás obtengan de nosotros
    una visión generosa y verdadera.

    Mil besos

    ResponderEliminar

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