miércoles, 12 de octubre de 2011

CRUZADOS Y BÁRBAROS -V-

EL CAMELOT DE LA ESPIRITUALIDAD (5ª PARTE)


No hubo treta ni engaño. Vencedores y vencidos. Ganancias o pérdidas.
La recapitulación hace que amarilleen las páginas muy (demasiado) rápidamente de una historia escrita con tinta invisible. El rastro se lo llevan las olas de la playa que tenias ¡tan olvidada! Y la intensidad de lo simple te devuelve a tu vida. Un paseo solitario, pintar un cuadro, una cálida lectura, ¡esa película de aventuras tan insultantemente intrascendente!, rascar tu guitarra llena de polvo… y mirar, mirar todo. Una y otra vez. Con el asombro del que acaba de nacer. Des-cubrir el mundo. Estar contigo. Estar bien contigo, sin rencor, intimando. Todo es perfecto en cualquier situación, con cualquier ser, porque es un reflejo intacto de su origen, del Gran Origen te atreverías a decir si aún no quedase un resquicio de alergia a lo grandilocuente.
Y te sientes en tu casa en todas partes. Todos los seres son tu familia. Y tu familia, la biológica, por vez primera, te es presentada tal cual es, sin tapujos ni idealizaciones. Humana, demasiado humana.
Los altares y los calabozos son demolidos. Los sacerdotes y los criminales de guerra liberados de tus sentencias. La Frontera entre el país de lo correcto y la república de lo improcedente es borrada de tu mapa.



Tener dinero es bueno, no tener dinero puede estar bien. Todos los puntos de vista están en tu ojo y basta un parpadeo para ignorarlos. Lo bueno y lo malo, lo puro e impuro, el bien y el mal, lo blanco y lo negro, dos caras de una misma moneda que no compra nada que no sea la experiencia de jugar apostando por el mero hecho de participar. De participar en la vida, la misma vida que los ríos de tinta vertidos por la humanidad en millones de tratados y legados eruditos escritos intentan penetrar desvelando los “insondables misterios” de su naturaleza.





Y es que la naturaleza es natural, sino ¡¿qué iba a serlo?!, y en su naturalidad está su mayor acierto. La flor que se abre, el sol que se levanta todos los días, la  estrella que refulge sin cesar o ese bello canto de las aves. Todo ocurre porque sí. Sin propósito. Con sencillez y acierto. Sin concierto. Y sin embargo, hermosa y precisamente orquestado. Tanto, que se adivinaría una sabia mano invisible detrás. La misma que mueve los hilos de tu propia existencia. Tú no eres al margen de la Naturaleza. Tú no estás en la Naturaleza. Tú eres la Naturaleza. No hay ni tan siquiera un punto en todo el universo imaginable, por infinitesimalmente ínfimo que pudiera ser, donde no se encuentre plenamente todo este puro y creativo potencial. 

Y ahora sí. Ahora puedes verlo. Quizá, mejor en este momento, puedes sentirlo. No necesitas leerlo. En realidad no necesitas nada. No precisas explicación ni iniciación alguna. Todos los credos mueren en ti. Todas las ciencias y religiones empalidecen con ese SENTIR. Tú eres todas esas vías y disciplinas que buscaste hasta el desfallecimiento. Casi te cuesta la vida descubrir que ésta no muere. Pero ahora sientes esa vida. ERES LA VIDA. Y nada hay por encima o por debajo.
No más hacia adelante o hacia atrás. No más superior o inferior. No más progresos. Agotados todos los esfuerzos para advertir su inutilidad precisamente, te sientas al alba tranquilo y cómodo. Te aquietas en silencio. Sin ninguna finalidad. Desnudo de responsabilidad. Con actitud reverente. El disfrute es la alegría. La alegría es el disfrute. Te sumerges en el ambiente puro y fresco de esos momentos mágicos previos al amanecer. El rocío aromático de las plantas por todo incienso. El clarín afinado del canto de las aves anuncia el gran espectáculo en el que ya te hallas inmerso. El horizonte comienza a descubrir su telón y muestra un decorado cromático que oscila del rojo al amarillo. Naranjas encendidos prenden entre ellos. Hasta la luna cerrando los ojos, trasnochada, empalidece detrás tuyo.
Y por fín, el sol asoma majestuoso. El Padre repartiendo sus vespertinas bendiciones. Ahora el espectáculo es al completo. Olores, colores, texturas y sinfonías en un todo. La gran misa. La auténtica Misa se despliega por, para y en ti. Amanece para ti que estás ahí para gozarlo. Que has sabido esperar para recibir lo que ya poseías. Que has acertado a tomar soltando. A tener, dando. Sólo una cosa puede (mínimamente) enturbiar esta apoteósica visión: las lágrimas de profundo agradecimiento. Agradecimiento a nadie y por nada. AGRADECIMIENTO.
 Lo que nunca comenzó está hecho y, sin embargo, late esa intensa sensación de que todo está por acontecer. Ese es el gran misterio. Si en verdad, piensas, hay un Dios creador que derrama su Amor sobre la manifestación de su obra, su herencia, este amor a la creatura, es su LIBERTAD, con mayúsculas. Su capacidad de elección instante a instante de un mundo a su medida. Sin interceder ni juzgar. Una libertad, libre de veras, para crear todo aquello que desees, pienses o necesites, a través del gran poder heredado. Somos un pensamiento divino que se extiende y prolonga desde el infinito a través nuestro, de nuestra mirada, de nuestro sentimiento.
Puedes emplear ese poder en desplegar y cumplir todos tus propósitos vitales, planes y proyectos. Usa ese poder. No va a gastarse. Es de la misma naturaleza que su fuente. Inagotable. Pero, cuando hayas cumplido honrosamente con tu papel, y una vez realizados todos tus sueños vigílicos, sin dejar ni un cabo suelto que pudiera “desvelarte”, sabrás por tí mismo que tu vida sólo alberga un propósito. Uno sólo si en verdad lo tiene.


LA VIDA MISMA ES EL PROPÓSITO
. Y cuanto antes lo descubras más rápidamente se realizarán todos los demás. Permite que la vida se ocupe de tí.
FIN???...
–EPÍLOGO-
Finito. Todo está realizado. No obstante el despliegue continúa. La pregunta es la respuesta, la búsqueda el fín y el camino la meta.
Ahora eres totalmente consciente de que fuera y dentro es lo mismo. Todo lo que vives en el exterior se está librando en lo más íntimo de ti.
Ojos abiertos, ojos cerrados. El mismo mundo. Lo mismo. Lo tangible es el extremo de lo impalpable.

LA EXPRESIÓN ingeniosa y creativa, asombrosa, de una Nada preñada hasta reventar con la primavera del AMOR a-personal. De Nada a nadie. Por nada. Sin propósito ni trascendencia. La belleza del acto, de la manifestación precisa y concisa en cada momento regalado a la experiencia tan efímera como eterna, en su intención al perpetuarse ad-infinitum.



Tú, cuando estás tú, cuando entras en escena como tú, eres el otro polo del espectáculo. Eres el espectador necesario y privilegiado. Nunca mejor dicho: sin ti no somos nada. Contigo, todo es posible. Y sientes ese latido rítmico. Es un pálpito sutil que subyace bajo cada forma, color, sonido o textura que te señala lo posible desde lo imposible.
Todo es ya, todo es ya. Nunca fue. Nunca será. Ahora, ahora es el momento. Salte y salta desde el presente. Deja que el tiempo continúe solo la partida. Ahora lo ves. Lo ves más que nunca, hasta con los ojos cerrados. Siempre está (estuvo, estará) ahí, aquí y en todas partes. Es todo. EL TODO COMO UN ACTO DE AMOR DE LA NADA.
CON AMOR. CON HUMOR
Indiana Om
© Todos los derechos reservados

1 comentario:

  1. Dice Thomas Merton que en cierto sentido, estamos siempre viajando, y viajando como si no supiéramos adónde vamos. En otro sentido, ya hemos llegado.

    Somos y lo poseemos todo por la gracia, y por eso, en este sentido, ya hemos llegado y habitamos en la Luz. Pase lo que tenga que pasar... Pase lo que pase, estará bien porque la vida así lo va decidiendo momento a momento... Hay que dejar que las cosas ocurran...

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