viernes, 25 de noviembre de 2011

MORTALMENTE HERIDO de VIDA

Una huída, dicen, suele ser hacia delante. Es de suponer que escapamos de algo que dejamos detrás nuestro. Si huyes hacia atrás, en realidad ¿qué dejas detrás de ti? El delante queda atrás.
 ¿Avance o retroceso? ¿Evolución o involución?
Cuando cierras los ojos en meditación lo haces para encontrarte a ti mismo, también dicen. En esa oscuridad, en ese vasto espacio sin fronteras, límites o coordenadas, ¿dónde queda el delante, detrás, arriba o abajo?
En el mundo “exterior” tomas como referencia, como origen o punto cero, tu cuerpo y, más concretamente, los ojos, la orientación de la mirada. Los puntos cardinales te los representas a partir del recorrido solar. Y éste, para más inri, cambia con las estaciones que, no solamente se suceden unas tras otra, sino que, además, en los últimos tiempos, también se están trastocando sus fronteras.
Son referencias, dinámicas, pero referencias a los que aferrarse al fin y al cabo. Permiten un asidero, una comodidad, un respiro confiado para situarme. Un puerto de amarre que flota igualmente, sin anclaje, como la embarcación que pretendo que no se vaya a la deriva. En el “interior” ¿dónde ubicar ese origen desde el que parte todas las orientaciones?
Medito porque, precisamente, estoy des-orientado, des-centrado, des-ubicado. Medito para encontrarme a mí mismo. ¿Dónde?


Dicen que todo está dentro de tí. ¿Dentro, con respecto a qué? ¿Qué marca el límite entre lo exterior y lo interior? ¿Unos párpados que se dejan caer? Mirar hacia fuera. Cerrar los ojos. Mirar hacia el interior. ¿Con qué ojos? Afuera, luz. Veo. Dentro, oscuridad. Veo que no veo. ¿La oscura luz o la clara sombra?... Más allá, más allá. Más allá de los más allá. A pesar de las palabras. Trascendiendo los conceptos. Quisiera no mirar para poder ver más y más claro en la oscuridad.
Como irresolutos adictos a la experiencia no soportamos la ausencia de la misma que tomamos como una muerte. Cada experiencia, a su vez, la aderezamos con el pensar (más bien nace de él, la más de las veces) porque llevamos las gafas de la lógica, peor aún, de “nuestra lógica” no siempre compartida. De nuestra verdad. Una verdad fabricada y sostenida instante a instante que sólo es cuando se la atiende, que aparece cuando la miro. Y es que el mundo, la realidad ( ¡término tan plástico como ambiguo! ) es una construcción, un “happening”, una  “performance” improvisada que deseamos previsible y nos fundimos las neuronas para que la función sea un éxito (¿para quién?) y llegue el mensaje (¿a dónde?)
La vida, tal y como nos la significamos, es el mayor acto creativo. Hasta el autor es inventado. El punto de vista es instalado, y toda la energía y recursos disponibles son puestos al servicio de la representación.
¡Resulta tan curioso escuchar ciertas opiniones!... “¡Que imaginación tienes!”, se dice. ¿Y quién no genera imágenes en esta función existencial? Todo es creado. Todo. Hasta el creador. Quizá el síntoma de ciertos desequilibrios no resulte de lo creado. Más bien de lo re-creado. De lo rumiado. De lo regurgitado.
Lo vivido es por el mero hecho de estar siendo vivenciado. El sentido sólo es imputado, como el delito al ajusticiado inocente. Nada te habla. Es un monólogo que empieza y es engullido por sí mismo. Como el aspirador que se aspira con la (im) potencia del ojo que no puede verse a sí mismo por más que se consuma mirando. La solución del ver, tal vez, no esté en el mirar. Ni hacia fuera, ni hacia dentro. Ni sombra, ni luz. Sino todo lo contrario.

¿Cómo ser el contrario de dos opuestos? No viendo su contrariedad. Conciliándolos. Sólo trascendiéndolos. Ni un mensaje, ni el otro. La lectura de ambos en un “rato” que se pasa, un pasa-tiempo. Un devenir. Un venir siendo. Un ser en tránsito a través del cambio, de la inestabilidad, de lo fugaz. Pero el que observa esto, al que “le pasa” esto, ¿ERES TÚ? A veces, en un polo. A veces, en otro. Y entre los mismos, la escala de incontables valores y  posibilidades sugeridas desde esos extremos. Yo veo amor donde tú ves rechazo. Tú, claridad y familiaridad, donde yo oscuridad inhóspita. ¿Dónde está lo verdadero? ¿Lo real? Cada punto de vista posee en su mirar un sentido de lo auténtico y con él su particular gama de supuestos sobre los que cimentar la historia que me cuento. Una ilusión, una ficción. Plena de amor, compasión, ira, odio… O, ¡qué sé yo!, mil virtudes o pecados más, tan inviolables o perniciosos como me empeñe. Fútiles como un reojo echado desde el infinito. Un reojo que llamas vida. TU vida. La que tú tienes.
La que a tí te pasa. La que tú vives. La vida por tí vivida. El centro de la Vida lo re-centras y con-centras en el sujeto de tu invención. De LA INVENCIÓN. Tú eres la Creación. Tú eres tu dios. Tú puedes ser tu demonio. El Paraíso y el infierno. Tú aterrizas, te destierras y entierras en un planeta extrañamente impropio que te empeñas en conocer y visitar, enajenado, como un turista extraterrestre que perdió su visado. Al que no se le permite  repatriar.
No es cuestión  sólo de estar bien o mal. De ser bueno o peor. La vida pasa (sus páginas) y tú te precipitas en comprender SU (TU) significado. Como un lector aplicado te esfuerzas en entresacar un sentido. Todo tiene que tener un por qué, te dices, desde la sensatez. Y buscas y rebuscas respuestas como ecos obligados tras la esquina de cada interrogante. En el epílogo de tu novela, a la postre, te verás sorprendido por el paso de tus días, por el final de tu tiempo. ¿Ya? Te dirás un tanto decepcionado. Y clamarás ¡Quiero sentir (me) un poco más. Tan sólo un día más! ¡Toda mi existencia por un único día robado al destino en el que pudiera ser cambiado todo! ¡Ahora lo veo!

Pero la moraleja, lamentablemente, suele venir al finalizar la fábula, sino ¿qué habría que comprender? Aunque es demasiado tarde para empezar, quizá no lo sea para terminar.
Es el fin del principio. El preludio del final.
Y es que estoy, ahora y siempre, mortalmente herido de vida.

Indiana om

 © Todos los derechos reservados

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...