Como desorientados enemigos de lo ajeno a nuestros intereses, dibujamos círculos y sendas elípticas en el abarrotado desierto de las formas explicitas.
Analfabetos existenciales escribiendo con nuestras huellas la impropia historia.
¿Seductora ceguera o incómodo deslumbre?
Obstinándonos en hacer plausible lo imposible, visible, a veces, lo que ya es evidente de por sí.
Palabras y más palabras vomitadas sobre la claridad de mi fanal, desesperado asidero en la oscuridad espesa del bosque de los términos. Tropezando en cada recodo, precipitándome a cada paso.
No preciso saber qué es el bosque para extraviarme. No más técnicas para aprender a caer.
¡Dejadme sentir, por amor de Dios, aunque se trate de mi irreparable y propia pérdida!
¡Siéntate y siéntete!
Indiana Om
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Un enorme abrazo, Indiana.
ResponderEliminarPe... te envié un comenterio a tu comentario, pero creo que anda en los comentarios del anterior escrito. Desvaríos informáticos de ayer y hoy presentan a Indiana Om en busca del comentario perdido.
ResponderEliminarMil perdones.
Indy
"No preciso saber qué es el bosque para extraviarme." ¡Qué buena frase! En realidad el bosque va por un lado y nuestro extravío en la existencia por otro.
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