"Serie Proverbios y delirios" |
Entrado ya el invierno vistiendo la tarde de gris azulado, un cielo acuarelado húmedo se derramó encima del paseo marítimo. Los toldos recogidos de las terrazas vivarachas de verano envolvieron las últimas risas. Hileras de mesas y sillas arrinconadas y encadenadas soportaban su olvido. Bancos blancos enterregados se anegaron de ausencia. Las palmeras cabecearon como un sauce llorón resignadas al inminente temporal. El mar eyaculó una y otra vez en la arena de una playa entregada a interminable divagación, mientras las silenciosas gaviotas flotaban en la atmósfera, cada vez más fría, como moscas ahogadas en miel morada.
Mi cuerpo decidió por él mismo desplazarse y contó, baldosa a baldosa, todos los itinerarios posibles de la melancolía. Las piernas, en fugitivo rumbo, a regañadientes obedecieron los designios.
El viento del norte mordió mi tez y los ojos, agazapados tras los cristales de gafas de lágrima, desistieron de mirar. Mi vehículo vital topó contra el sinsentido de unas impresiones anotadas al margen del calendario. El rancio amarillo de sus hojas con hedor a orín, destruyó todo contexto. Fuera del tiempo de todos los siempres, me mantuve a la deriva. La ausencia de rumbo trazó el viaje y el olvido trajo el recuerdo sin trazas.
Naufragué tierra adentro con el mar de fondo aullando en interminable susurro. Sus escupitajos salpicaron mi faz tratando de espetarme con sus desprestigios. No hubo sueño. Tampoco despertar. Exento de anhelo. Ausente de presencia. Con movimiento centrípeto, me salí por la tangente de mi cuadratura existencial.
Si quieres nombrarme, grité al infinito que engulle todos los destinos, llámame nadie.
Indiana Om
Fotografía: Leszek Bujnowski
© Todos los derechos reservados
ResponderEliminarDespojarse del fardo de "nombre" y "forma", intentando vislumbrar libre de atributos.
Feliz fin de semana
Muy buen relato con metaforas intensas, Que final!!!
ResponderEliminarUn abrazo
El infinito, ahí esperándonos, para vaciar nuestras existencias...
ResponderEliminarSaludos, Indiana y MJ. Que tengan una linda noche.
La grandiosidad del mar siempre te hace sentir "nadie", lo cual es un gran alivio, una inigualable sensación de liviandad, y siempre genera esa euforia que provoca el grito, al menos a mí también me pasa.
ResponderEliminarUna bella pintura en palabras.
Buen finde!
Un relato íntimo y profundo. Me gustó mucho.
ResponderEliminarSaludos.
Ante ese infinito, ante ese mar que te escupe la cara...nos salimos de esa tangente que nos equilibra y realmente, no somos nada..., somos nadie.
ResponderEliminarUn abrazo
Así, como Ulises
ResponderEliminarllámame "Nadie"
y saldré de la oscura
cueva hacia la luz
que envuelve
el vuelo del pájaro.
Un beso
Muchos clap! clap!
ResponderEliminarSobretodo el primer parrafo que me transportó.
Yo me uno al grito
Somos nadie cuando nos encontramos...
ResponderEliminarBesos
Cada vez que la naturaleza cumple con su ritual de cambio, y las construcciones de los hombres muestran su utilidad relativa, y la soledad es la compañía y la luz es frenada por las nubes y el viento nos muestra frágiles, y el mar expone su inmensidad, es imposible escapar a la conciencia de nuestra insignificancia.
ResponderEliminarEs la vida, estimado OM.
Los comentarios van subiendo de "nivel", amig@s. Estoy impresionado por la ausencia de "cumplidos" cada vez más presente aquí. Estoy encantado por vuestra sinceridad, honestidad y atino. Gracias.
ResponderEliminar¡Va por todos vosotros que formáis un gran equipo (sin necesidad de entrenar)!
Felicidad y mucha calma en estos días esplendorosos.Os deseo lo mejor desde mi corazón que aspira a escribir.
INDY
Muchas son las sensaciones que se escapan de tus letras... bellísimo leerte!
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo, buen fin de semana!
Nadie: Debo decirte que esta frase tuya es genial: "Con movimiento centrípeto, me salí por la tangente de mi cuadratura existencial"
ResponderEliminarPaz&Amor
Isaac
Si se trata de hacer un dibujo en el vacío, lo has conseguido con tus palabras, para la admiración de todos los que escuchamos tu grito.
ResponderEliminarbssoss
el escrito me lleva a ese momento en que tenemos conciencia del paso del tiempo, el verano se fue, nos espera el invierno con sus metáforas frías, y la rutina que nos despersonaliza, pero todo pasa, tambien el invierno, saludos
ResponderEliminarEstar donde no hay trayecto de existencia.
ResponderEliminarIndiana, disculpa mi bajo nivel pero no puedo dejar de decirte que el texto me ha encantado.
Aquí en Colombia surgió un movimiento literario llamado Nadaismo, que se embarcó por lo existencial. TU texto tiene ese jaez de existencial, bellamente tejido con urdimbre poética. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarUFFFFFF, UNA NOSTALGIA INSONDABLE.
ResponderEliminarBESOS
Si quieres nombrarme... llámame nadie. Excepcional conclusion en tan intenso vacío. Fuertes y bellas imágenes. Un gran contenido. Un verdadero placer leerte.
ResponderEliminarNo importa la lluvia
ResponderEliminaro el sol desvencijado,
podrá perderse la música
a los cuatro vientos
o la esperanza
bajo el hacha de un verdugo.
Qué más da si las ruinas
del templo son reconstruidas
o el poema se curte
en la voracidad del tiempo.
Nada importan las manos
disecadas por la ausencia
o las comisuras añorando
el beso lejano.
Nada importa.
Los días se desgajan
sin secuencia.
Muchas, muchísimas gracias. Y es que sí, amig@s, la existencia está llena de "fantasmas", de apariciones y desapariciones en ese caldo de cultivo creativo que llamamos nuestra vida, en la que inventamos (¿quién?)un protagonista que acierta y desacierta sin control sobre nada, ni siquiera sobre sí, porque no atina a creerse al no poder encontarse en esencia.
ResponderEliminar¿Uff! gracias, de verás por vuestros cada vez más y más importantes comentarios.
¡Os quiero de veras! (Nadie queriendo a nadie, je,je)No somos nada)
INDY (
Un relato que desnuda sin verguenza lo baldío que nos viste, la propia esencia de nuestro ser para mostrarnos tal y como realmente somos; insignificantes puntos en el universo que todo lo puede.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Indiana y , por supuesto, para tí, María José, otro igual
FINA
En ese NADIE es precisamente donde con exactitud, SOMOS...
ResponderEliminarUna prosa intensa, que penetra indiscutiblemente.
Abrazos