Y DE REPENTE…
…Y de repente, caes en la cuenta de que habías olvidado que
debías recordar que no tenías que caer en el olvido. Te percatas con este
ovillo de olvidos y recuerdos, de encuentros y desencuentros contigo mismo, de
ausencias presentes y presencias ausentes, que llevas toda una vida
precisamente intentándolo; yendo y viniendo fuera de ti, hacia ti. Y aquí, en
este instante, al punto, en la punta de este punto, me caigo de mi ignorancia
clarificadora y se hace la oscuridad
que parió a esa misma luz alumbradora.
¿Dónde está ese
lugar en el que suelo perderme? ¿De dónde
me fui cuando salí de mí?
No hay otra cosa que esto y sólo esto, subyaciendo al
discurso que me autoimpongo tratando de retransmitir mis maniobras y cabriolas
externo-internas. Sólo esto y nada más. Tan simple, tan abstruso, como quiera
eso que llamas mente, tu mente, que
única-mente quiere más. Más de lo
mismo, más de lo viejo, de lo muerto. Más discurso. Más transcurso y trayecto
inútil. Más vida muerta paralela a la vida viva.
En ese instante se derrumban todas las instrucciones y
técnicas, todas las disciplinas y redireccionamientos hacia el recuerdo de mí.
Recordándome me olvidé de mí. Tan fácil como estúpido.
Nada que hacer en la quietud, ni en la acción, para que sea
lo único que es.
Lo demás, es mera interpretación, trasposición o traducción a
la invención de la convención: el lenguaje. Un lenguaje como éste que sólo
acierta a divagar porque no quiere cesar, y se emplea a fondo para mantenerme
en la superficie perpetuando el espejismo sin espejo, en un naufragio sin mar,
en una nube sin cielo, en un estar sin ser.
Y algo te reconoce a ti y respira, y tu incansable compañera,
esa mente que se deshizo por momentos anegada de certeza e incredulidad, queda
tan boquiabierta como tú ante su propia estupidez iluminadora, apenas pudiendo
balbucear unas tan empecinadas como inútiles preguntas: “¿Cómo etiquetar esto?
¿Cómo nombrar lo innombrable? ¿Cómo reconocer lo que no puede ser conocido?”
Y te sientes de vuelta
de ese permanente “estar de vuelta”
de dar tantas vueltas…
Indiana Om
Pura rendición ante el caer en la cuenta de que no hay nada que hacer y ni dejar nada que hacer. Solamente dejar que lo que tenga que ser sea sin otorgarnos autoria de nada, (lo que tanto nos sueles decir tú en las meditaciones) Nada depende de nosotros. Recuerdas el proverbio de el otro día: "somos un mero pensamiento, nacemos de un pensamiento"...
ResponderEliminarmj
Que decirte, amiga del Gaoalma, que eres un reflejo precioso al que valoro enormemente...por ti es todo esto y gracias a ti lo expreso y llega a quien llega. Nunca daré lo suficinete las gracias por tu ayuda...
ResponderEliminarAlegria de fluir en quietud.
ResponderEliminarGracias
Gracias, Luz. Me hace tanto bien leerte en mi blog...Es como si estuvieras aquí en casa compartiendo un té con nosotros...Te quiero, compi...
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